lunes, 14 de febrero de 2011

Armagedón: Alfredo A. Calderón Cámara / Columna / Feb 14

(Publicado en el Diario Olmeca)

“Como la justicia conduce a la vida,
Así el que sigue el mal lo hace para su muerte”…
Proverbios 11:19

Justicia insatisfecha…

alfredocalderon@hotmail.com

Por encima del trabajo serio y severo, respetuoso y sensato, decoroso y sobrio del juez Samuel Ramos Torres, Juez Especializado para Adolescentes, quien sabe y entiende que la conducta del juzgador debe ser irreprochable en lo que atañe a su honestidad en todos sus aspectos, que como juez está convencido que su investidura debe conservarse inmaculada y sujetarse al deber de conservar su rectitud como un galardón inexpugnable en el cual la sociedad debe tener plena confianza de que la sentencia dictada al adolescente Marco Iván Soto Vidal por su responsabilidad en el asesinato de José Francisco Fuentes Esperón y su familia; aunque justa, sujeta al marco jurídico que por la minoría de edad protege a este tipo de engendros; dicha justicia, es insuficiente.

No queda de otra. Habrá que entender al mismo juez que tiene que acatar los ordenamientos legales como un acto de disciplina, sabiendo que respetar la justicia es el deber de un hombre digno, aunque para ello tenga que enfrentarse a las imperfecciones de la ley, porque las leyes –como es el caso- pueden ser injustas. Nadie duda que el juez al calificar individualmente cada ilícito tiene la capacidad de dictar una pena apenas acorde al aberrante crimen; sin embargo, poco puede hacer ante la fosilización de las leyes; porque un imperante es que si la realidad social varía, es necesario y urgente que el marco jurídico experimente variaciones correlativas desde el H. Congreso del Estado; no obstante, es ahí, donde la incapacidad jurídica de los representantes perdiendo el sentido del deber, abortan códigos carcomidos por la injusticia; por eso, aunque haya jueces justos, sus sentencias son arrolladas por una justicia enmudecida que ante casos como este se abisman más.

No se trata de cuestionar la sentencia, pues seguro que Samuel Ramos no se basó solamente en que es perito en derecho, ni en su genuina habilidad de los alcances de la norma, utilizó sí toda su experiencia técnica en la administración de justicia, pero al mirar cara a cara los valores morales y la condición humana del inculpado, contra natura tuvo que comprender causas y motivos que originan los conflictos jurídicos de tener que aplicar un marco jurídico insuficiente, inmerso en el parasitismo que ampara a un adolescente bribón que medra, usufructúa y encenaga su crimen monstruoso en un privilegio inmerecido e inmoral; la sociedad debe suponer que aunque el juez de la causa alargó la liga hasta donde pudo tratando de lograr el dogma que rige que la justicia es el justo equilibrio entre la moral y el derecho; sin embargo, todo privilegio inmerecido que la ley da a este tipo de adolescente, es una inmoralidad que agravia a la misma sociedad y le deja el agrio sabor de conformarse con una justicia insatisfecha...

EL SEPTIMO SELLO
Rodolfo Campos Montejo, como Presidente del Tribunal Superior de Justicia algo debe hacer para revirar la caridad que es reverso de la justicia, como el caso que tiene en calidad de observadora a la sociedad, que se acaben los marcos jurídicos donde actos caritativos en favor de adolescentes de esta calaña, es una complicidad al mal…

LA SEPTIMA TROMPETA
Al trabajo ejercido en 4 años por Rodolfo Campos Montejo bien le haría entregar actualizados marcos jurídicos a sus jueces que los haga ver ante la sociedad como hombres justos, capaces de juzgar sus propios actos como si fueran ajenos, con la misma vara, severamente, inflexiblemente. La justicia no consiste en seguir soportando códigos imperfectos, sino en modificarlos, en suprimirlos, porque los remedios inútiles sólo sirven para complicar las enfermedades…

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