domingo, 13 de febrero de 2011

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REPORTAJE | Por un día todo pareció normal
El día que no murió nadie en Juárez
Fuente: EL MUNDO.es / Jacobo G. García | México D.F. / Actualizado domingo 13/02/2011 22:27 horas
Un chiquillo mira a un policía en un lugar cercano a un crimen en Juárez. | Reuters
Un chiquillo mira a un policía en un lugar cercano a un crimen en Juárez. | Reuters
El 6 de febrero fue el primer día en varios meses que no hubo ejecuciones

El domingo 6 de febrero ocurrió algo extraordinario en Juárez. Aquel gélido día, en la ciudad, sólo se escuchó el viento, los gritos de los cambistas de dólares y la voz de los vendedores ambulantess. Las sirenas de la Cruz Roja no salieron del hospital, las ambulancias no corrieron a toda velocidad por las avenidas, la policía no tuvo que contar casquillos, acordonar con cinta amarilla, ni buscar en los bolsillos de los cadáveres. Sólo se dedicó a organizar el tráfico, a atender a la población y a cobrar "mordidas". Por una vez, todo parecía normal.

Los fotógrafos y periodistas de 'nota roja' pasaron el día en la redacción viendo el fútbol con los pies en la mesa y mirando el móvil de reojo. Tampoco a la morgue llegaron aquel domingo madres llorando para reconocer a sus hijos, y en las funerarias, el único negocio que no está en crisis, esperaron sin éxito durante horas a que llegaran los fiambres. El domingo 6 de febrero, una extraordinaria sensación recorrió la áspera ciudad fronteriza y es que, por primera vez en muchos meses, nadie mató a nadie en Ciudad Juárez.

"Vivir así todos los días debe ser una sensación muy chída (fantástica). Creo que nos sentiríamos raros al convertirnos en una ciudad normal" ironiza Jacinto Lozano, estudiante de pintura.

En la ciudad más sangrienta de México, y una de las cinco más peligrosas del mundo, el hecho fue tan extraordinario que hasta el Diario de Juárez, el periódico local más importante, publicó una crónica que titulaba: 'Primer día del año sin ejecuciones'. Por primera vez en varios meses el periódico no hablaba de muertos, sino de los problemas con el agua y la electricidad por la ola de frío y la nevada que cayó en la región. Las fotos tampoco incluían decapitados, sino indignados ciudadanos y autoridades ofreciendo excusas. Por un día todo pareció normal.

Criminalidad cero

El frío había logrado lo que ni los miles de policías y soldados consiguieron hasta el momento; reducir a cero la criminalidad. Se había roto una media que dice que en 2010 aparecieron, agujereados, con la cabeza a varios metros o arrojados en una cuneta, nueve muertos diarios. Una macabra rutina que este 2011, se estaba cumpliendo a rajatabla hasta el 6 de febrero. De hecho, dos días antes del "milagro", hubo cuatro muertos. El anterior, dieciséis, entre ellos tres adolescentes estadounidenses.

Pero la extraña ola de frío que llegó de Texas bajó la temperatura en el desierto hasta los diez grados bajo cero, congelando los coches, las cerraduras, las tuberías, la red eléctrica, los gatillos y las ganas de matar.

"¿Por qué no podemos estar siempre así en Ciudad Juárez?, seríamos una potencia" señala Marcela, de 46 años dueña de un modesto comedor del centro. Marcela se refiere a los años noventa, aquellos tiempos en que sus gigantescas fábricas de ropa de marca y electrodomésticos empleaban a miles de mujeres llegadas de todo el país y Juárez era la única del país capaz de colgar el cartel de 'pleno empleo' a la entrada. Eran los tiempos en que Ciudad Juárez proporcionaba el 5% del PIB a la economía mexicana.

Pero aquellos tiempos pasaron a la Historia y en los ultimos años, la gente se ha acostumbrado más a distinguir el disparo de un revolver o un Ak-47, que a ver llegar inversores coreanos. Paralelamente, el 40% de los restaurantes y el 20% de los bares han cerrado, unas 100.000 personas han emigrado y el año pasado se contabilizaron 3.100 muertos (9 diarios), y este 2011 van casi 300 (unos 6 diarios). Huelga decir que el espejismo del '6 de febrero' se rompió al día siguiente, y entre los muertos había una niña de 8 años.

Pero el mejor ejemplo de que existe otra vida no está en la Historia si no en la vecina ciudad de El Paso (Texas), separada sólo por un puente y una alambrada, y una de las ciudades más tranquilas de EEUU. Frente a los miles de muertos de Juárez, en El Paso, el año pasado hubo sólo cinco asesinatos. Cuatro de ellos consiguieron resolverse. Aquí, cuando suenan las sirenas, la gente se sobresalta, en Juárez cuando dejan de hacerlo, es noticia en el periódico.

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