jueves, 10 de febrero de 2011

Opinión: Francisco Peralta Burelo / Feb 10

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

¿Pierden partidos o gobernadores?

El 2010 no fue un buen año para el PRI en eso de gubernaturas. Iba por todas --por el "carro completo", como su dirigencia nacional cantara-- y perdió tres de las más importantes en disputa y muy apretadamente ganó Durango y Veracruz. Iba a arrollar en todas las elecciones de ese año y lejos estuvo de verse favorecido por los resultados dados (que más bien le fueron adversos cualitativamente). En 2011, cuando también el PRI se daba por ganador de todas las gubernaturas en disputa, tampoco le está yendo bien, pues de dos disputadas lleva dos perdidas. Ni Guerrero ni Baja California Sur fueron para él, pese a que una y otra vez hubiesen cantado sus dirigentes que recuperarían ambas. A este año todavía le quedan cinco o seis gubernaturas por disputar y tal vez podría emparejar o superar a sus opositores. Entre ellas está pendiente la del Estado de México, que es ya prácticamente la antesala de la elección presidencial y en la que se jugará --en terreno de uno de sus cuadros más favorecidos en la lucha sucesoria del 2012-- su regreso a Los Pinos próximamente o su permanencia fuera de él otros seis años más cuando menos. El PRI no viene de un buen año. Hoy, con apenas dos elecciones celebradas y con cinco o seis por celebrar, no empieza bien, pues a una derrota en las urnas se ha sumado otra derrota (ciertamente, para consuelo de sus dirigentes, no en estados gobernados por priístas, sino por perredistas). ¿Por qué el PRI perdió --me preguntaba un amigo-- las gubernaturas de Oaxaca, Sinaloa, Puebla, y estuvo a punto de perder las de Durango y Veracruz, todas ellas gobernadas por priístas? El mismo me contestaría que quien fue derrotado en cada uno de esos estados no es el partido tricolor sino el gobernador en funciones, que pretendió imponer sucesor al que se le vino en gana, aunque no garantizara el triunfo. Y ese mismo ejemplo lo aplicó para las gubernaturas que el PRD perdió (Zacatecas, Michoacán y Baja California Sur) donde el candidato del gobernador --que a la fuerza quiso imponer sucesor-- fue derrotado en las urnas, en algunos casos hasta por ex militantes del Partido de la Revolución Democrática que todo lo que hicieron fue contender por otras siglas partidistas. Al PRI no le fue bien en el 2010 y le está yendo mal en el 2011 porque el gobernador priísta --o el Comité Ejecutivo Nacional-- impuso a quien quiso y desplazó a quien podría representarle el triunfo (perdió Sinaloa por esa razón y Guerrero lo ganó el PRD con quien aquel partido negó la candidatura. Igual sucedió con el PRD en Zacatecas y en Baja California Sur, perdiendo en ambos casos la elección gubernamental con un perredista convertido en priísta y otro en panista. Y en verdad así es.

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