jueves, 10 de febrero de 2011

Transparencia Política: Erwin Macario Rodríguez / Columna / Feb 10

(Publicado en el Diario de la Tarde)
erwinmacario@hotmail.com

El negocio de El Pochó

Se inicia el recorrido con la caja
que encabeza el grupo y se dirige
al primer sitio donde se ejecutará
la danza de acuerdo a los ocho sones
que la integran. Cuando se ejecuta, los
personajes interactúan y conviven con el
público y los vecinos… Transparencia
Política 291106/ Salvar la danza

La nota es preocupante. Muestra en qué puede acabar la Danza del Pochó: una mera fiesta comercial en la que los gananciosos sean los envenenadores del pueblo. Esta columna lo ha advertido: una cervecera aprovechaba en el trienio pasado llevar variedad insultante, degradante para el pueblo. No por las bailarinas sino por las comedias en que hacían participar a los asistentes.

Nadie hizo caso. Como tampoco nadie ha evitado las intromisiones de “investigadores” y fotógrafos que interrumpen el baile.

Ahora la cosa es más clara: se trata de las ganancias por la fiesta. Así todos hablarán como les vaya en ella. Veamos:

“Los calcinantes rayos del sol, han provocado malestar en muchas personas, sin embargo, la fiesta pagana no se frena, los bailes gratuitos, la venta de bebidas etílicas están al por mayor y esto sí que es de gran satisfacción para los organizadores, quienes esperan lograr buenos resultados al concluir el carnaval para entregar cuentas claras”, dice la nota aparecida este martes 8 de febrero en “Novedades”.

En otra parte revela lo que no han podido evitar, la distorsión de la danza: “…para unirse a la fiesta carnestolenda que ha tomado mayor auge en diversas comunidades cercanas a la cabecera municipal y que también se han contagiado del carnaval y disfrutan de los disfraces del diablo, gorila, el cojó, pochovera y el tigre”.

Diablo… gorila…

¿Quién tendrá los suficientes tamaños para evitar esas intromisiones en la danza que es un atractivo turístico pero también una herencia cultural? ¿No fue suficiente que tres niños se incendiaran por andar disfrazados de gorilitas, como ya se ha documentado también en este espacio periodístico?

Diablo y gorila. Y otros disfraces que nada tienen que ver con El Pochó. Y los inventos esotéricos-místicos-religiosos que se difunden de este baile, sin que ninguna autoridad los frene. ¿Qué pasó con la ley que para proteger el cojo propuso mi paisana Dora María Scherrer Palomeque?

La ley propuesta por la panista en noviembre de 2006 establece bases para una mayor investigación, conservación, protección y fomento de este baile de raíces prehispánicas y promovía el reconocimiento de la Danza del Pochó como un patrimonio cultural de Tenosique.

Hoy se busca que sea Patrimonio de la Humanidad, pero se le tergiversa por investigadores de pacotilla, se le contamina con intromisiones de personajes, se le convierte en un instrumento para “venta de bebidas etílicas al por mayor” y sólo para “entregar cuentas claras”.

No es posible que con tantas protestas, muchas de ellas convertidas en textos periodísticos, se siga introduciendo en el Baile del Pochó elementos que lo desvirtúan y teorías alucinadas que lo tergiversan.

Si a las autoridades de la cultura no les importa intervenir, al menos el actual presidente municipal debe hacer honor al traje de cojó que domingo a domingo se pone para salir a bailar por las calles, y con su autoridad frenar todo aquello que dañe a la danza.

Mientras esto sucede, si acaso pasa, los tenosiquenses tendremos que mantener en el recuerdo aquellas escenificaciones que nos hacían recorrer las calles del pueblo tras los personajes del pochó (cojoes, tigres, pochoveras), vestidos los primeros con costales y cuerdas de henequen, sojol —hojas secas de plátano—, hojas de castaña y sus máscaras toscas de majagua y chacaj.

Mantener la nostalgia de la música de la caja (tambor) y el pito, de los shiquishs elaborados con guarumo relleno de semillas de chángala, que semejan el sonido de la lluvia.

Las agresiones contra El Pochó deben cesar. Ni personajes que nada tienen que ver con esta danza que representa viejos mitos de la cosmovisión de Mesoamérica, ni “tratados”, libros o pasquines desquiciados y desquiciantes de quienes, a título de investigación y rescate, están desvirtuando esta danza. Tampoco hacer un negocio en la que las cerveceras sigan haciendo de las suyas.

Si se quiere mantener este tipo de ganancias, que se separe el lugar de escenificación de la danza de los sitios en los que se tenga como un honor, “la venta de bebidas etílicas al por mayor”.

LADO CLARO

Emborrachadurías, bailarinas casi encueradas, diablos y gorilas —y otros disfraces—, “sesudos y gnósticos” estudios de la Danza del Pochó, no hacen de Tenosique el dueño del Carnaval más raro del mundo. Es la propia danza la que le da este título. Lo demás hay en todos los carnavales. Y hasta más.

*Periodista. Premios: Radio Chapultepec, Club Primera Plana (35 y 40 años), Premio México de Periodismo, el Premio Estatal 1991 y el Rumbo Nuevo 2010. Ha publicado Periodismo y utopía, Vocabulario tabasqueño (en colectivo) y el prólogo de La última ruta de Cuauhtémoc, de Humberto Muñoz Ortiz www.erwinmacario.blogspot.com

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