lunes, 14 de febrero de 2011

Transparencia Política: Erwin Macario Rodríguez / Columna / Feb 14

(Publicado en el Diario Rumbo Nuevo)
erwinmacario@hotmail.com

Daños a la amistad

Las dos cosas más universalmente
deseadas son el poder y la admiración.
Los hombres ignorantes, generalmente,
no pueden conseguir ninguna de las dos
sino por medios brutales que llevan aparejada
la adquisición de superioridad física. La cultura
proporciona al hombre formas de poder menos
dañinas y medios más dignos para hacerse admirar.
Bertrand Russell / Elogio de la Ociosidad

Corría por ahí, en el gremio, el cuento de que este columnista, para mantener el estilo, decía a sus amigos “insúltame, agrédeme”. Y así escribía, con coraje, contra los males de la política y los políticos.
Nada tan extremoso.

Ciertamente ha sido difícil dejar el papel de vengador social, que asumí desde inicio de esta profesión, siendo universitario de primera época. Con la mano cerrada, con el puño listo, pocos amigos he logrado. Y, tal vez, muchos he perdido.

Una llamada, ayer temprano, de una dama a la que respeto y admiro, me hizo reflexionar. Recordé lecturas de aquellos años de estudiante y las busqué. Con Bertrand Russel admito, este día del amor y la amistad, que “es probable que, tarde o temprano, una vida limitada a lo personal llegue a ser insoportablemente dolorosa; sólo las ventanas que dan a un cosmos más amplio y menos inquietante hacen soportables los más trágicos aspectos de la vida”.

Tengo que admitir que en estos días he sido intolerante contra quienes, por sus propias condiciones humanas y circunstancias, han lastimado lo que he construido —quizá bien, tal vez mal— de código de ética y de vida: dos groseros ex petroleros que invadieron la red e insultaron a dos damas, un seudo investigador que ha tergiversado la Danza del Pochó, un periodista y un político mentirosos…

Este día recojo mis palabras en lo que, de mi parte, tengan de insulto.

Y dejo algo de las lecturas de ayer temprano, después de esa llamada: Al ser asaltados por gente lívida de rabia, es agradable recordar el capítulo del Tratado de las pasiones de Descartes titulado "Por qué son más de temer los que se ponen pálidos de furia que aquellos que se congestionan".

Con el escritor y filósofo pacifista que no entendimos en los años de la Revolución Roja tengo que coincidir: “El elemento cultural en la adquisición de conocimientos, cuando es asimilado con éxito, conforma el carácter de los pensamientos y los deseos de un hombre, haciendo que se relacionen, al menos en parte, con grandes objetivos impersonales y no sólo con asuntos de importancia inmediata para él. Se ha aceptado demasiado a la ligera que, cuando un hombre ha adquirido determinadas capacidades por medio del conocimiento, las usará en forma socialmente beneficiosa”.

Claro que también: “Nuestras ideas morales tradicionales, o bien son puramente individualistas, como la idea de la santidad personal, o bien están adaptadas a grupos pequeños que los que pesan en el mundo moderno”.

No me atrevo a suscribir con Russell, en sus Reflexiones en mi octogésimo cumpleaños, que “he vivido en busca de una visión, tanto personal como social. Personal: cuidar lo que es noble, lo que es bello, lo que es amable; permitir momentos de intuición para entregar sabiduría en los tiempos más mundanos. Social: ver en la imaginación la sociedad que debe ser creada, donde los individuos crecen libremente, y donde el odio y la codicia y la envidia mueren porque no hay nada que los sustente. Estas cosas, y el mundo, con todos sus horrores, me han dado fortaleza”.

Pido, eso sí, disculpa a quienes han lastimado mis palabras. En especial a quienes me han brindado amistad. Reconozco exceso en el uso de ellas, por los actos que me han puesto pálido de furia. Pero cuando este quehacer daña colateralmente la amistad, es tiempo de hacer un alto, reflexionar y enmendar el camino.

Reconozco, como dice el filósofo hoy recurrido —aunque no lo suscribo del todo— que Arístides fue condenado al ostracismo porque su reputación de hombre justo era abrumadora. Heráclito de Éfeso, que no era un demócrata, exclamó: "Los efesios harían bien en ahorcarse, todos los hombres maduros, y dejar la ciudad a los mozalbetes imberbes, porque han desterrado a Hermodoro, el mejor de entre ellos, diciendo: "No queremos a nadie superior entre nosotros; si hay alguno, que lo sea en otra parte y entre otros".

LADO CLARO

La cultura proporciona al hombre formas de poder menos dañinas y medios más dignos para hacerse admirar. Galileo hizo más que cualquier monarca para cambiar el mundo, y su poder excedió inconmensurablemente del de sus perseguidores. No tuvo, por tanto, necesidad de aspirar a ser, a su vez, perseguidor. Bertrand Russel.

BARBARITA

Bienvenidos poetas de la III Reunión de la Red Nuestra América de Festivales Internacionales de Poesía y del Encuentro Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer Cámara.

*Periodista. Premios: Radio Chapultepec, Club Primera Plana (35 y 40 años), Premio México de Periodismo, el Premio Estatal 1991 y el Rumbo Nuevo 2010. Ha publicado Periodismo y utopía, Vocabulario tabasqueño (en colectivo) y el prólogo de La última ruta de Cuauhtémoc, de Humberto Muñoz Ortiz www.erwinmacario.blogspot.com

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