viernes, 18 de febrero de 2011

Transparencia Política: Erwin Macario Rodríguez / Columna / Feb 18

(Publicado en el Diario Rumbo Nuevo)
erwinmacario@hotmail.com

Pellicer en el VII Encuentro

-¿Cuántos años va a estar por allá?, me dijo
-Unos cuatro, contesté.
-Ahí me pone una florecita de amistad en
el panteón cuando regrese, asestó.
Una última broma: no lo enterraron, sino
que cremado esparcieron sus cenizas en
el Grijalva según fue su voluntad.
Luis Barjau/ Apuntes sobre vida y obra
de Carlos Pellicer

Luis Barjau nos llena de nuevo de orgullo. Reivindicó a la Malinche con su libro La conquista de la Malinche. Ahora, en el VII Encuentro Iberoamericano de Poesía nos dejó, desde el inicio del evento que mañana concluye, Con la figura cercana del Pellicer que muchos conocimos.

Una anécdota en su conferencia nos hizo recordar al Carlos Pellicer manejador de la ironía, del humor que era broma y embromaba.

Cuenta el paisano Barjau como el Poeta de América apoyaba gestiones de Juan Rulfo y describe al poeta tal como algunos le conocimos:

“Pero Rulfo no rentó nada. Y se quedó por décadas con su empleo de editor en el Instituto Nacional Indigenista de avenida Revolución. Ni escribió nada después de Pedro Páramo.

“Una tarde me lo presentó Pellicer en su biblioteca.

“—Le presento al joven más inteligente de México, le dijo con su histrionismo, picardía y pomposidad que lo caracterizara.

“Y dirigiéndose a mí: le presento al mejor novelista del mundo.

“Había en su voz grave una travesura infantil: la felicidad de observar cómo hacían los demás para salir de un atolladero. Y una socarrona sonrisa oculta lo hacía ir de un lado a otro por su recinto, trayendo de repente la reproducción de la cabeza de Palenque para distraernos. Y para ventilar su narcisismo histriónico. Porque sostenía la copia en yeso frente a su propio rostro, esperando que los demás observaran un parecido. Hay una foto con esta imagen”.

Histriónico, burlón lo recordamos, ahora con Luis Barjau, en la única entrevista que le hicimos, y que se publicó. Resumo:

Don Carlos era candidato a senador por el PRI. En algún periódico apareció que el parque museo La Venta estaba abandonado.

—¿Qué hay mucha basura en el museo La Venta? —inquirimos. —¿Cuál museo?, responde preguntando.

—El que es usted director —nos atrevemos a decir tímidamente. “Yo no soy director de nada”, nos apabulla y sólo queda buscar la salida.

—¿Qué es usted, entonces?

—Vendo cigarrillos

—¿De cuales?

—De los verdes, joven, de los verdes.

El conferenciante nos regala un Pellicer cercano, humano. Y con él nos vuelve también a José Carlos Becerra, cuando en 1965, lo apresan con el maestro por andar repartiendo una carta de protesta por la agresión norteamericana a Vietnam.

Así era el Pellicer cuya voz llena el mundo y reúne ahora, de nuevo, a poetas de habla hispana. Luis Barjau, lo cuenta más a su manera:

“—-Mire usted…yo soy un fracasado…

“Su oyente incrédulo desde luego que se escandalizaba,

“—porque me propuse escribir, agregaba, un largo poema sobre los cuatro elementos, que nunca pude concluir. Cada uno de ellos debía ser descrito con palabras especiales, muchas eses para el viento, por ejemplo, para la tierra palabras pesadas y oscuras, y así…”.

Difícil prescindir lo subjetivo en una columna como ésta. Por ello termino con las propias palabras de Luis Barjau, cuyo texto debe reproducirse para ser leído por quienes admiran al Poeta, como también, lo recomienda el conferenciante, se le debe leer a Pellicer dedspaciosamente:

“Pellicer ambicionaba, como por lo demás podía lograrlo en la construcción de su nacimiento y de sus museos, poder juntar los fragmentos poéticos de un todo y tener pleno dominio y conciencia de ello. Opino que de los fragmentos metafóricos de sus poemas no era necesario que el poeta los dominara a conciencia, como un todo por demás improbable: esta es una tarea reservada a sus lectores y a sus estudiosos. Porque la fragmentación de los contenidos poéticos de Pellicer trasponen otra substancia que es la que abona la admiración que nosotros tenemos por la vida y por la obra del artista. Pero Pellicer jugaba dramáticamente con la rotundez de sus afirmaciones y así decía: soy un poeta fracasado. Y había en ello un cierto goce.

“De la admiración genuina que tenemos por el poeta, hay que pasar a la “lectura despaciosa” como recomendara Nietzsche; de su obra completa, y de aquí a su estudio profundo y sistemático. Para muchos y deseablemente para los tabasqueños, que buscamos la identidad y la apropiación de su poesía como algo patrimonial, es conveniente esa tarea: primero en las aulas de la educación superior, para que después ese conocimiento producto del estudio se derrame en la cultura local”.

LADO CLARO

Si Luis Barjau nos trae a Pellicer, los poetas que participan en el Encuentro le rinden homenaje con sus propias voces.

*Periodista. Premios: Radio Chapultepec, Club Primera Plana (35 y 40 años), Premio México de Periodismo, el Premio Estatal 1991 y el Rumbo Nuevo 2010. Ha publicado Periodismo y utopía, Vocabulario tabasqueño (en colectivo) y el prólogo de La última ruta de Cuauhtémoc, de Humberto Muñoz Ortiz www.erwinmacario.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.