viernes, 25 de marzo de 2011

Chiapas / “El Chichonal”, a 29 años de su erupción / Mar 25

“El Chichonal”, a 29 años de su erupción
Fuente: Diario de la Tarde / Jesús Pérez Sánchez/ Ma. De Jesús Díaz/Tomás Pérez Hernández

- Aun está presente en la mente de muchos aquel 28 de marzo de 1982

Nuevo Guadalupe Victoria, Ostuacán Chiapas.- Este poblado enclavado en la sierra chiapaneca, a un costado de la carretera federal 187 Raudales de Mal Paso, Chiapas-Chiltepec, Paraíso, Tabasco; a 90 kilómetros aproximadamente de la ciudad de Cárdenas, es uno de los pueblos que se formaron después de la erupción del volcán “Chichonal”; este lugar cuenta hoy con 28 años de haberse fundado.

Para saber más sobre este lugar y sus moradores, acudimos a platicar con algunos de sus pobladores, quienes amablemente nos atendieron e informaron de la odisea que vivieron aquellos tiempos, principalmente la noche en que hizo erupción el volcán, pues la mayoría de esta gente estaba en las inmediaciones de las faldas de este gigantesco monstruo.
El poblado Nuevo Guadalupe Victoria, producto de aquella desgracia, hoy tiene 28 años de haberse fundado
Por un lado, el delegado municipal Pedro Sánchez Defería, quien el pasado 9 de enero del presente año tomó posesión del cargo, nos platicó que el poblado Nuevo Guadalupe Victoria, cumplirá 28 años, pues la fecha de su fundación es el 2 de noviembre de 1983; a este lugar llegaron 50 familias, hoy son 80 con alrededor de 500 habitantes; de donde fueron desplazados por la erupción del Chichonal, se llamaba Ejido Guadalupe Victoria, municipio de Chapultenango, Chiapas; ahora pertenecen al municipio de Ostuacán.

Por otro lado, Don Diego Díaz Rueda, presidente de la junta de la fiesta del Señor del Pozo, santo patrono de este poblado, nos narró que ese domingo 28 de marzo de 1982, la mayoría de los habitantes del poblado, hoy Viejo Guadalupe Victoria; se encontraban en la iglesia, pues era domingo de vigilia, el sacerdote estaba realizando la misa, cuando escucharon como truenos; una de sus sobrinas llegó gritando a la iglesia que el volcán estaba haciendo erupción, pero los presentes no le creyeron.


Muchos que no habían ido a la iglesia llegaron corriendo para refugiarse en esta, serian alrededor de las 10 de la noche, después de un par de horas los estruendos cesaron; la mayoría pensó que sería todo, decidieron irse a descansar, pero alrededor de las 12 de la noche, volvió la erupción, inmediatamente se corrió la voz entre sus familiares, saliendo a la calle se percataron que llovía cenizas.

Tomando la decisión de regresar todos a la iglesia, porque continuaba tronando, ahí el sacerdote se encargaba de meter al curato a niños y mujeres, los hombres se quedaron afuera en la calle, protegiéndose con bolsas de nailon; al siguiente día (lunes), amaneció bonito, se pensó que no continuaría, pero nuevamente en la noche volvió la erupción.

Nos dice don Diego, que ocurrió algo increíble, las casas de guano y las de hoja de chichón no se quemaron, las de cartón y papo, quedaron reducidas a cenizas; a los dos días llegaron helicópteros militares a estudiar el volcán, el resultado que continuaría haciendo erupción y que todos teníamos que salir; sin embargo la gente tenía miedo por lo que estaba ocurriendo.

En su totalidad, el pueblo se negaba a dejar sus pertenencias, no querían salir de su porque tenían miedo, no sabían hablar el español y nunca habían salido a otras ciudades; su lengua es la zoque, en esa época dice don Diego, solo 3 personas conocían un poco el castellano, entre ellos él que tenía 30 años.

Los militares hacían su trabajo y les decían, señores tienen que salir por las buenas o por las malas; muchos preocupados por sus familiares empezaron a separarse, tomando distintos caminos, unos a Ixtacomitán, Río Negro, Río Blanco, San Pedro, entre otros poblados, solo que su trayecto lo hicieron caminando a orillas del río, porque pensaron que este los libraría de morir quemados, ya que caían rocas incandescentes, muy pocos se salvaron de las grandes rocas que aventaba el volcán.

Caminaron de noche, muchos quedaron tirados en el camino; iban llenos de miedo, tristeza, con hambre, sed, el agua estaba llena de cenizas y azufre; muchos caminaban sin rumbo, los niños no aguantaban la caminata; después de haber caminado un buen trayecto los alcanzaron los militares, subieron primero a mujeres y niños a los autobuses, a los hombres los subieron en volteos y tráiler.
Melquiades Domínguez.
Los trasladaron, unos a Ixtacomitán, Reforma y Cárdenas, Tabasco., para ellos todo era nuevo, pues no conocían la luz eléctrica, llegaron con la ropa de encima, sin nada; muchos se enfermaron de diarrea, vomito y dolor de cabeza; don Diego recuerda que los militares los cuidaron muy bien, estaban pendientes de ellos; estuvieron albergados en el seguro social viejo y la escuela Centenario, de 3 a 4 meses.

El problema vino después, los chiapanecos empezaron a quejarse porque los militares los mandaban hacer faenas de limpieza; nos comentó que también hubo problemas entre los dos gobiernos el de Chiapas y Tabasco, porque el gobierno tabasqueño quería comprarles terrenos para reubicarlos, dándole todo el apoyo; el gobierno de Chiapas se hizo presente en Villahermosa para protestar porque no estaba de acuerdo con la propuesta de su homologo tabasqueño.

Dice Diego Díaz, que el gobierno chiapaneco no permitió tal acción, porque supuestamente ya tenían construido casas con terrenos que serian entregados a los damnificados, así que el gobierno tabasqueño los dejó ir, aunque los indígenas no querían irse, pero el gobierno de su estado con engaños se los llevó, y los anduvo paseando por el estado, sin casas ni terrenos; en Tuxtla estuvieron en un lugar conocido como La A chacona, ahí estuvieron 20 días, muchos se enfermaron de varicela; las quejas fueron tantas que el gobierno chiapaneco los mando a Herradura.
Encierra toda una historia la erupción del “Chichonal”.
En Herradura los trataron bien, pero duraron poco, porque de ahí los llevaron al kilómetro 39 donde supuestamente habían construido galeras, pero había sido mentira; las familias a como pudieron edificaron donde vivir, ahí estuvieron 6 meses, después de este tiempo el gobierno compró terrenos en el kilómetro 36 donde hoy está el poblado Nuevo Guadalupe Victoria; cada familia con el poco material que les dieron edificaron sus viviendas y empezaron a salir adelante; hoy el poblado tiene 28 años de su fundación, y de aquellos tres que hablaban español, ahora solamente quedan al menos 4 que hablan el zoque, la mayoría habla español.

A pesar de la odisea que pasaron, muchos habitantes del poblado hoy conocido como viejo Guadalupe Victoria, municipio de Chapultenango, no se quedaron a vivir en el nuevo poblado sino que regresaron a sus tierras que hoy siguen habitando, pese a tener a unos cuantos kilómetros de distancia al gigante conocido como El Chichonal.

SEÑALES ANTES DE LA ERUPCIÓN

Para quienes sobrevivieron a la fuerza de la naturaleza, aquel 28 de marzo de 1982, es un tanto difícil olvidar los días que pasaron, a raíz de la erupción del volcán Chichonal, que los alejó de sus faldas para establecerse después en los límites con Tabasco, donde a 29 años de distancia de la desgracia, hacen un recuento de aquellos tiempos.

Los narradores en su mayoría coinciden, son pequeños datos que salen del contexto, pero es entendible, cuantos años han transcurrido; por lo tanto aquí una anécdota de don Melquiades Domínguez Cordero, quien en su platica nos hizo saber que antes de la erupción del volcán Chichonal, muchos ya sabían que podía ocurrir, o al menos tenían nociones, porque gente espiritista de San Miguel, decía que habría erupción, sin embargo nadie lo creía.

Nos narra don Melquiades Domínguez, que un mes antes, apareció en su poblado de Guadalupe Victoria, una mujer rubia, muy guapa, de buen cuerpo que todo hombre la quería tener; llegó visitando casa por casa a las familias, diciéndoles que en un mes, el 28 de marzo celebraría una gran fiesta y que todos estaban invitados; a lo largo de una semana esta mujer fue vista por diferentes comunidades invitando, hasta que desapareció sin dejar rastro alguno, así como apareció, así se fue, y nadie entendía nada de la supuesta fiesta, hasta que llegó la erupción del volcán, el 28 de marzo de 1982.

Hay que recordar que era domingo de vigilia y que la mayoría de los pobladores estaban en la iglesia, por lo que el sacerdote les recomendó que se quedaran para hacer oración; los que regresaron a refugiarse a la iglesia de nada les sirvió porque esta se vino al suelo con el peso de la ceniza y las piedras; la ayuda llegó dos o tres días después del inicio de la erupción, pero casi nadie quería salir de su terruño.
Así luce actualmente el poblado Nuevo Guadalupe Victoria.
Florentino Lucas.
Muchos murieron en el camino, pues el volcán lanzaba piedras de todo tamaño que caían encima de las personas que corrían sin rumbo fijo. Don Melquiades, nos platica que vio como tres colonias desaparecieron y con ellas al menos 3 mil personas; en un lugar conocido como San Pedro, al calentarse la tierra, la gente construyeron tapescos para protegerse, pero de nada sirvió, todos murieron calcinados.

Las autoridades con los elementos del ejército los sacaron de sus ejidos y así fue que llegaron a Villahermosa, Cárdenas, Huimanguillo y varias partes de los estados de Chiapas y Tabasco; después de varios meses de estar en albergues en Tabasco, fueron regresados a Chiapas, por donde pasaron miles de penurias, y fue que después de más de un año de estar de un lado a otro, llegaron a lo que hoy es Nuevo Guadalupe Victoria.

En este lugar, recién llegados, la mayoría se enfermó de dengue, paludismo, tenían desnutrición, infecciones intestinales, por lo que muchos murieron, sin saberse exactamente cuantos fueron; después de 4 o 5 años de estar en este ejido muchos se fueron porque la tierra no era fértil, algunos se fueron a Villahermosa, otros a Cárdenas, algunos más a Campeche, Veracruz, y otros nuevamente a Chapultenango y al hoy Viejo Guadalupe Victoria.
Diego Díaz, presidente de la Junta de Fiestas del Señor del Pozo.
Para don Florentino Lucas Estrada, aquel domingo 28 de marzo de 1982, es algo que no es fácil de olvidar, al ver correr a la gente buscando refugio; “unos a otros nos mirábamos”, nos dice, no se sabia que hacer en el momento de la erupción, por lo que toda la gente buscó refugio en la iglesia, pero esta no aguantó el peso de las piedras y la ceniza por lo que se derrumbó.

Don Florentino nos dijo que el sacerdote después de que la gente salió corriendo a la calle cuando la iglesia se venia abajo, desapareció, nadie supo donde quedó o que fue de él; la ayuda del gobierno llegó, pero nadie quería salir, por miedo a perderlo todo, pues casi nadie tenia nada, desafortunadamente la comunidad estaba marginada; nos dijo que la única fuente de ingresos que tenían era la cosecha de café, pero recuerda que en ese tiempo existían los caciques quienes eran los que manipulaban al campesino con su cosecha de café, esta comunidad donde vivían estaba incomunicada.

Al hablar de las tierras que les dieron después de más de un año de andar de un lado para otro, señala don Florentino que el gobierno de Juan Sabines, no les cumplió con la tierra prometida a los indígenas, solo le dio al que le convenía, porque no fue un reparto equitativo; el Nuevo Guadalupe Victoria, cuenta con 305 hectáreas, las cuales no son suficientes para los hijos de los ejidatarios.

Hoy día han luchado a través de solicitudes con la finalidad de que les den tierras, las que en su momento les fueron negadas, sin embargo el gobierno les dice que no hay tierras; ellos continúan su lucha, a través de las gestiones, lo importante es que están vivos, por ello cada año celebran al Señor del Pozo, a quien le agradecen los beneficios que reciben.

Este ejido de Nuevo Guadalupe Victoria, enclavado a orilla de la carretera federal 187, se localiza en el kilómetro 36, entre los poblados de Herradura y la ‘Y’ griega (Plan de Ayala), a unos 200 o 300 metros de la raya con Tabasco, donde hoy día son algunos cuantos los que hablan la lengua zoque, en su mayoría de los jóvenes la desconocen, sin embargo buscan no perder sus tradiciones, pero la modernidad los ha alcanzado a este pueblo que surgió de las cenizas de “El Chichonal”.

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