sábado, 26 de marzo de 2011

Doble Filo: Homero T. Calderón / Columna / Mar 26

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

¿Cómo informaré después del pacto?

Los grandes medios de comunicación nacionales, el 80 por ciento del poder de esos estaría en la ciudad de México, firmaron un pacto para ya no engrandecer con el lenguaje periodístico, a los narcotraficantes. ¿Lenguaje periodístico? Que yo sepa, sólo se puede escribir como todos los días lo que hacemos. Y los que lo hacen desafiando ese hoy negro, esa montaña negra donde no se sabe quién está o quién existe del otro lado, muchos de esos no están ya en este mundo de los vivos. El periodismo es –desgraciadamente- un oficio no apto para los que aman el dinero y la vanidad. Eso de andar celebrando la libertad de expresión sin arriesgar el pellejo, es un acto hipócrita.

Hasta donde entendí (porque la redacción del pacto es sólo para videntes e iniciados) del pacto firmado, "Los medios de comunicación se comprometen a no propagar el terror del narco"…"Mi respeta; mi no entiende", exclamaría Bora Milutinovic. Entonces, cuando me toque ir de reportero a "equis deschachalamiento", ¿tengo que escribir: "Aunque la fotografía le está mostrando el cuerpo desprendido de la cabeza, no me lo tome a mal, la realidad de esta escena es sólo un proyecto para un altar de muertitos?". En mi estancia como periodista en la ciudad de México conocí varios ejemplos de periodistas que, fieles a su oficio de informar, escribieron sus textos tocando muchos intereses del narco. Cuando menos tres de ellos casi me salpicaron con su sangre y sacrificio. A ellos mismos y a otros incluso hasta les comenté mi temor de que se metieran tan a fondo en esos asuntos.

Este trabajo de riesgo (Periodismo sin adjetivos, diría el finado y recordado Toto), lo hace gente muy especial, muy entrona, muy cabrona, que no mide el peligro. El trabajo que realizan supera incluso lo que hacen los corresponsales de guerra. No son estos tipos (y tipas) gente normal pero no tan normal. No son de los que salen a diario de su casa por la mañana y regresan bien pedos por la tarde. Ser periodista comprometido con el deber no nomás es ir a cobrar el "chayo" a cierta ventanilla. Aunque se firmen mil pactos para bajarle el tono a la violencia, siempre habrá violencia y periodistas que escriben sobre este tema, porque en sus medios donde trabajan se los exige su jefe de información. Hace muchísimos años conocí a uno de los mejores cronistas del tema del narcotráfico, un excelente periodista de nombre José Reveles. El "brodie" Reveles me parece uno de los mejores periodistas que su servidor haya visto y leído. Escribió, escribe –y seguirá escribiendo sobre el tema del narco y nunca fue tocado ni con el pétalo de una amenaza.

¿Por qué? Porque su trabajo de reportero era impecable. Pepe sólo "reportaba, o reporteaba" el asunto que le encomendaba su jefe de información. Escribía lo que veía. Nunca sugería pistas o líneas de investigación:"sólo reporteaba", insisto. Hasta donde sé, Reveles sigue siendo, a pesar de sus 70 años, un excelente periodista y mejor maestro para los que escriben de nota roja.

¿QUE FALTO EN EL PACTO?

No sé si usted sea observador. En el pacto contra la nota periodística violenta firmada por muchos, faltaron gentes más representativas de los que vimos en la "tele". Pongo de nuevo como ejemplo a Reveles. No estuvieron tampoco los de "Proceso" ni Julio Scherer. No estuvieron tampoco Julio Hernández o Denisse Dresser. ¿Estaban en otro país, o en otra galaxia? ¿Se negaron a asistir tan enormes personalidades que discrepan a diario en este país? O, ¿los que estuvieron son los mejores exponentes que tenemos? ¿Quién empezará a usar el "nuevo lenguaje no violento"? ¿Servirá esta acometida para darnos a los viejos jornaleros de la información un nuevo diccionario de español? ¿O la terca realidad terminará por darnos de nuevo un merecido "sopla-mocos"? No está usted para saberlo ni yo para contárselo, pero creo que México tiene el periodismo que merece. Si el pacto de marras fuera un viaje en la máquina del tiempo y éste nos cambiara, a lo mejor serviría. Por otra parte, debemos entender que el narco tiene capital a lo bestia, suficientes medios de comunicación y cientos de periodistas y zalameros que seguirán hablando de él, de ellos, por mucho que les opongamos pactos como el que firmaron los bergantes que le dije…

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