martes, 8 de marzo de 2011

Opinión: Armando Padilla Herrera / Mar 08

Creo en las mujeres, no creo en el feminismo
La arquitecta de mi vida: una mujer. El otro, descansa, pero un día lo veré. Esa es la promesa.
Yo creo en las mujeres, en aquellas que son iguales a nosotros, valientes, honestas. Yo soy hijo de una mujer limpia. Integra. Firme. Honesta.

No creo en el feminismo y hay que tener mucho cuidado con las feministas y los machistas. Creo en la mujer, creo en esa mujer que amó a mi padre siempre y reconoció su autoridad en el hogar y ejerció la de ella misma, cuando papá no estaba.

Hoy mismo, es una mujer fuerte y débil. No me concede nada cuando fallo, me reprende y me deja de hablar si es necesario. Es firme.

Yo soy herencia de ella y de papá. Cuando le fallo, siempre me espera con los brazos abiertos, cálidos de madre. Siempre me espera, como una madre y un padre esperan a sus hijos cuando fallan.

A mis 56 años, me gusta acostarme con ella para sentir su calor de madre. Abrazarla y besarla. Me gusta tallar sus pies cansados. Veo su rostro enjuto, y más la amo.

También me gusta acostarme solo, en su cama. Solo.

Amo limpiamente a mi mamá, a mi hermana, a mis hijas, a mis primas.

Amo a las mujeres limpias, valientes, honestas, a las mujeres calladas, a las que gritan, a las que lloran y ríen.

Me insulto a mí mismo, cuando les fallo, cuando mi trato no es el que merecen, cuando rebota en mí ser mi condición miserable de hombre, y gracias a Dios reconozco mis errores.

Creo en las mujeres, no creo en el feminismo. En una sociedad patriarcal, herencia occidental, luchando y preparándose, muchas de ellas tienen los más altos reconocimientos y poderes en todos los ámbitos. Ejecutivo, judicial, legislativo., empresarial, partidista, etc.

Mi propia patria, está preparada para ser gobernada por una mujer. Estoy segurísimo de ello. Creo en ellas, y cuando he tenido poder, mando, dirección, a ellas les entrego el manejo de los dineros.

Así fue en el Infonavit, así fue en la Conagua y así fue en Jalpa como Director. Son muy difíciles de corromper y las que lo hacen, es porque así es la condición del ser humano.

Así he demostrado mi confianza en ellas, con hechos. No con palabras ni con mítines.

Y cuando ellas han sido mi autoridad, como pasó en el Infonavit con Mabel Zurita, hoy titular de ese desastre que se llama INVITAB; las he respetado y cumplido Por eso y por más, Mabel me ama y reconoce.

Ella me apoyo siempre. Muchos de mis logros nacionales ahí, fueron por ella y por mi equipo. Yo lideré exitosamente con un grupo de dirección gerencial donde las mujeres y nosotros, trabajamos inspirados por una visión conjunta que supo impregnar Víctor Borrás.

He tenido la inmensa suerte de trabajar con él y Luege. Así como creo que hay un Dios poderoso, yo creo en las mujeres.

Así como amo la vida, amo a las mujeres. Sin ellas, sin ellas, poco somos.

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