domingo, 27 de marzo de 2011

Solo en Domingo: Francisco Peralta Burelo / Columna / Mar 27

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

¿Qué haremos con tantos viejos?

Para el 2050 falta todavía mucho tiempo. Casi medio siglo, por decirlo en términos generales y sin meterse de lleno a los terrenos de Pitágoras.

Ah, pero para entonces México, nuestro país, que quién sabe qué población general tendrá, estará habitado por treinta millones de abuelitos, viejitos, de la tercera edad, como usted lector, lectora, guste llamarlos (y es posible, si Dios le da vida, que usted sea uno de ellos o una de las abuelitas o de las viejitas del 2050).

Eso es lo que resulta de una proyección hecha por el INAPAM, según informó su director nacional, Alejandro Orozco Rubio. ¿Cuántos jóvenes y cuántos niños tendrá México para entonces? Quién sabe. Lo que sí aparece proyectada es la supuesta población adulta del país --con hombres y mujeres de más de sesenta años--, que será muy elevada.

A lo mejor --o a lo peor-- en el 2050 en México hasta es mayor el número de viejos que el de jóvenes y de niños, con eso de que nuestra población cada vez es más vieja porque la expectativa de vida a lo que tiende es a incrementarse y no a descender.

Según ese estudio del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores cada día que pase ochocientos personas cumplen sesenta años y desde ese momento se convierten en viejas o en viejos, a los que no solamente no les quedará poco tiempo de vida sino que permanecerán encima --y no abajo-- de la tierra por diez, quince, veinte, o más años.

Y es que si bien antes la vejez --que empezaba a los cincuenta años-- era prácticamente breve, porque la gente vieja no duraba ya mucho tiempo sobre la faz de la tierra, ahora ocurre que se hace larga y que los viejos y las viejas ya no se van tan pronto, sino que dan lata por un buen rato más. ¿O no es así lector, lectora? Bueno, pues de ser así para el 2050 México estará poblado por un titipuchal de ancianos y de ancianas, ni más ni menos que por treinta millones. ¿Qué irán a hacer el estado y los familiares con ellos? Vaya usted a saber (más todavía si hoy no saben qué hacer con los viejitos y con las viejitas que tienen y menos todavía, por supuesto, con los que no solamente no pueden valerse por sí mismos sino que ni siquiera disponen de medios económicos para sobrevivir fuera de la pobreza extrema).

¿Pues que hará falta? Sin duda, políticas públicas para los adultos mayores y mayor compromiso familiar, pero que nos metemos nosotros en eso. ¿Un control de la ancianidad, como en su momento se estableció el de la natalidad, que nos produjo menos nacimientos y por ende menos niños, consiste en este caso en impedir que la senectud se prolongue por mayor tiempo del debido, o simplemente aumentar el principio de la tercera edad para que en lugar de que ésta se inicie al cumplir los sesenta años lo haga hasta cumplidos los setenta años y así únicamente puede decirse vetustos a los setentones y no a los sesentones? ¡Vaya a usted a saber! Aquí en Tabasco, según declaraciones de Ramiro Guererro, nuestro delegado inapamista, existen ciento sesenta y siete mil adulto mayores, es decir, con cuando menos sesenta años a cuestas, incluyéndolo a él, por supuesto (¿o sin incluirlo?).

Bueno, pues nuestra meta es llegar a los treinta millones de viejos en el 2050, salvo que quienes dirigen al INAPAM determinen que se comienza a ser viejo a los setenta y no a los sesenta años, como ahora… pero eso a quienes hoy andamos por las seis o las siete décadas ni nos irá ni nos vendrá. ¿O no es así, lector, lectora?

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