miércoles, 6 de abril de 2011

Cayuco: Enrique Muñoz González / Columna / Abr 06

(Publicado en el Diario de la Tarde)

¡POR FIN RECONOCEN MÉRITOS EN EL PRI!

"Nuestro éxito no está asegurado
por nuestro propio mérito, sino
que depende mucho de la gente
que combate a nuestro lado."
Anatole France

Un acierto de Adrián Hernández Balboa, es reconocer a la gente que se ha partido el alma por el PRI y a quienes los políticos triunfadores no les han reconocido su trabajo, y en muchas ocasiones sólo les han otorgado migajas, sin embargo han dado muestras de disciplina, lealtad y amor al partido.

Mediante el Facebook de Adrián, me enteré que le habían otorgado un reconocimiento a la profesora Minerva May, la medalla al mérito partidista Elvira Gutiérrez de Álvarez que otorga el ONMPRI, y bueno al fin después de 30 años del ejercicio político la mayoría de los priistas deben estar de acuerdo que se han quedado cortos.

No sólo en el reconocimiento a Minerva May, sino en tantas mujeres y hombres que durante años han dado su trabajo y su lealtad al partido, trabajando en diversas tareas para sacar candidaturas muchas veces de desconocidos y desconocidas que sin ningún mérito logran treparse a los altos puestos de dirigencia.

Muchas veces los priistas se decepcionan porque los mejores cargos públicos son para gente que no tiene ni un sólo trabajo de partido, sin embargo de pronto aparecen como consejeras o consejeros políticos sin medir trabajo, capacidades y lealtades, y ocupan puestos de elección popular.

Son injusticias partidistas que se han dado históricamente, muchas de ellas han llegado hasta la rebelión, pero de nueva cuenta regresan al redil, y se conforman con las migajas sobrantes. Me duele escribir esto pero no hay otra forma.

El reconocimiento al mérito partidista no puede ser solamente un diploma y una medalla, tiene que ser un reconocimiento total a la experiencia, al trabajo partidista, al mérito de sacar decenas de campañas y gestionar miles de peticiones. Un reconocimiento que debería instituirse, pero al mismo tiempo la reflexión de que no pueden convertir la medalla en un simple ‘mejoral’.

Aquí no se trata de hombre o mujer, se trata de la lealtad, del trabajo, la eficiencia, la capacidad, y dejar de usar a la verdadera militancia como políticos desechables. El PRI debe exigir un buen porcentaje de cargos públicos para la gente que se rompe el alma para que muchos desconocidos se lleven los reconocimientos y premios con cargos de elección popular o administrativos.

En lo personal, me da gusto este mínimo reconocimiento a la profesora Minerva May, quien ha demostrado que tiene capacidad de organización, ha sido una gestora incesante, una luchadora social sin horario, una mujer que se ha ‘partido el alma’ por su partido, y cuando le tocó ser diputada un tiempo, estuvo a la altura, cuando tuvo cargos administrativos fue honesta y eficiente, y cuando ha tenido que salir a la calle a luchar por su partido lo ha realizado con decoro.

Ojalá y el PRI premie a las demás “Minervas” quienes están esperando un mínimo de reconocimiento, y de igual manera usen su experiencia para la formación de nuevos cuadros, pues experiencia tiene la profesora, cuando manejó de manera eficiente el ICADET, su mayor carta de presentación.

Bien por Gloria Herrera, bien por Adrián Hernández quien está arando la tierra y sembrando lo que va a cosechar el PRI en el 2012. Ahí están los cuadros jóvenes habidos de una oportunidad que ojalá llegue pronto, y los que lleguen a los cargos importantes volteen a ver al partido, y los jóvenes no se envejezcan esperando una oportunidad.

Desde mi punto de vista los reconocimientos al mérito partidista deben ser de la estatura de la Profesora Minerva May, y no otorgarlo sólo por amistad o compadrazgo, porque la decepción será peor. Hay miles que merecen el reconocimiento y el aplauso fraterno, pues es importante después de estar toda una vida alimentando al partido y generando victorias políticas.

En muchas ocasiones, he sido testigo de las alegrías, tristezas y decepciones de la Profesora Minerva May, pero se repone rápido, de inmediato lo digiere y ahí está de nuevo para apoyar al siguiente candidato.

La política no ha sido pretexto para Minerva May, de tener una familia ejemplar, ha logrado combinar su trabajo como maestra, una labor política interesante e incesante y la formación de su hogar. Otro privilegio de la profesora es su facilidad de tejer sus relaciones públicas, tiene cientos de amigos y amigas, de gente que la estima y le reconoce su trabajo con medalla o sin medalla.

LA PIRAGUA

En fin, hay Minerva para rato y seguramente seguirá trabajando para su partido sin esperar nada a cambio, pues ya es una costumbre, ya se hizo adicta a la disciplina, muchas veces con un cúmulo de ingratitudes pero esa decisión fue de ella, y así seguirá porque su gratitud y lealtad siempre será tricolor, cuando mencionen su nombre será la primera en anotarse sin preguntar a dónde va, ni qué premio le darán. Así es Minerva, una priista con todos los méritos para ser premiada y reconocida.

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