sábado, 16 de abril de 2011

Doble Filo: Homero T. Calderón / Columna / Abr 16

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Lo que muchos charros ignoran

El pasado 10 de abril finiquitó una edición más del Campeonato Estatal Charro en Tabasco. Sus resultados son más que halagüeños. En tal competencia, los charros de Huimanguillo obtuvieron una puntuación altísima (393 puntos), que les permitirá representar a Tabasco en el próximo Campeonato Regional Charro del Sureste. Los charros de Villahermosa se quedaron a un paso de la gloria al obtener 384 puntos. Los de "Villa", sin embargo, son punto de partida para estructurar la verdadera historia de nuestra charrería. ¿Por qué el deseo de acercar este retazo de historia a nuestros lectores? Porque muchos de estos muy jóvenes charros, ¡no saben siquiera por qué están en un Lienzo! No saben nuestra historia charra, y quien ignora su historia, su pasado, repetirá los mismos errores de sus antecesores.

Algo de esta historia la recoge el libro "Historia de la Charrería en Tabasco", que circula en círculos muy restringidos y fue editado por la UJAT y su actual rectora, Candita V. Gil Jiménez. Sabemos por ese libro quiénes fueron los primeros argonautas que se lanzaron a trazar los primeros lienzos en Villahermosa. En algunas de mis colaboraciones sobre charrería, este columnista escribió que hacia 1964, durante el gobierno del licenciado Carlos A. Madrazo, el primero que sembró la inquietud del caballo, fue el arquitecto Fernando de la Parra, hombre fuerte de la obra pública en la administración madracista. Pero hubo también un hombre importantísimo en ese enlace deportivo, don Matías León Vidal (QEPD). Don Matías prestó generosamente algún terreno para que se hiciera –por el rumbo de la Atasta- un "lienzo de palitos". Luego, se hizo el segundo en terrenos de don Domingo Ordóñez Madrazo, donde estaba el rastro TIF de Tierra Colorada. Y siguió aquello hasta llegar al actual lienzo localizado en el Fraccionamiento Oropeza.

Pero hubo muchos hombres más que forjaron finalmente esta historia: don Marcial Hernández Falcón, don Manuel Fernández Morett, don Pepe y don Gildardo Lanestosa. Además la chamacada de aquella época con Felipe Ramírez, Carlos Pérez y Adrián López Rodríguez. A don Felipe, muchacho en aquel entonces, le tocó hacer la primera monta de toro frente al gobernador Carlos A. Madrazo y a Carlos Pérez le tocó montar la primera yegua y –además- ser el primer pasador de la muerte. Ya en competencias más o menos organizadas, casi para acceder a la escritura pública que dio paso a la Asociación de charros de Villahermosa, A.C., le tocó al organizador del equipo tabasqueño, don Fernando de la Parra, ser el primer manganeador y –por supuesto, también el primer instructor de los incipientes charros. De la Parra era –según los recuerdos de algunos- un verdadero diablo para florear la soga.

» EN LA SEGUNDA ETAPA

Otros jóvenes se agregaron para organizar los equipos charros de segunda generación. Tipos como Bulmaro "Maro" Pérez Solano, Héctor García Lanz y Arnaldo Rejón. En Huimanguillo, nadie olvida tampoco a Huáscar Ordóñez Galán y al inolvidable don Jaime García Sánchez, hermano de don Javier, quién fue presidente de la Federación Mexicana de Charrería. En Cárdenas impulsaron el deporte charro don Rubén Darío Vidal Ramos, Rafael y el "Chelo" Renán Torruco, Renán Pérez Escamilla, los hermanos Pérez Cruz, don Edmundo Flores, padre de Enrique y Daniel Flores Pérez y el empresario mueblero Luis Alarcón.

En Comalcalco, de nuevo ahí estuvieron los hermanos Rafael, Renán y Remigio Torruco; el "Gonino" y Freddy Graniel, éste último lamentablemente ya fallecido; Renán Falconi, el médico Mario Escalante y Luis Manuel Dagdug. En Teapa, debemos recordar a Heberto Sánchez, Eduardo Beltrán, Julio Meza del Aguila y don Armando Beltrán. A principios de los 70´s, en Balancán, surgieron figuras como un charro a quien apodaban el "Chicorromato"; don Paulino Rivera Calvo y mucho ojo, por ese tiempo arribó a Balancán procedente de San Luis Potosí, ¡don Pedro Govea!, padre del también charro, hoy de Nacajuca, Juan Pedro Govea.

En Jonuta surgió otra estirpe de hombres de a caballo. ¿Quién no recuerda a ese señorón que fue don Benigno Lezama, o al arquitecto Carlile Herrera, el "Chumín" Garrido o los hermanos Fernando, Carlos y Chema Casanova? ¿Y quién no recuerda también a aquellos tipos rudos, de espuela pesada, como fueron –son aún- don Guadalupe López Lagunes y sus hijos Memo y Gustavo, celosos defensores de la honra de la Asociacion "Regionales de la Venta"? ¿Quién no recuerda de ese mismo equipo a Pancho Hernández, a Roberto Vigueras y a los estupendos charros que aún son los hermanos Fernando, Agustín y Freddy Irys, hijos a su vez de don Agustín Irys Garduza?

Esos fueron los verdaderos, los auténticos hombres que forjaron para las generaciones de hoy y mañana la charrería tabasqueña, que nació de un "lienzo de palitos" pero hoy es orgullo de un deporte federado y perfectamente organizado. Porque nuestra charrería no sólo forja deportistas, también forja ciudadanos de primera para honra y prez de nuestra tabasqueñidad… NOTABENE: No deben olvidar tampoco nuestros jóvenes charros, que uno de nuestros mejores gobernadores –el ingeniero Leandro Rovirosa Wade- es, para su conocimiento, el factor más importante para que la charrería tabasqueña, a la que construyó once lienzos, se disparara de sus pininos de los 60´s a ser una charrería de vanguardia a sólo 46 años de haber nacido. A don Leandro le debemos cuando menos el 50 por ciento de lo que es la charrería tabasqueña...

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