martes, 12 de abril de 2011

Heraldo Político: Juan Ochoa Vidal / Columna / Abr 12

(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)

El abismo ante nosotros

Los ánimos se calientan. La caldera acumula vapor como nunca. El campo está minado. Por una parte, la violencia delictiva parece incontrolable en todo el país; por otra, los gobiernos se ven rebasados por los problemas y demandas sociales. Se aprecia un severo cuestionamiento hacia las instituciones y quienes las presiden y, a la par, se observa predisposición de parte de muchos actores políticos para exacerbar ese clima candente.

A nivel gubernamental la respuesta resulta ser insuficiente. O por lo menos tal es la apreciación que tienen muchísimos ciudadanos. Con ello nos referimos a una mitad de la población que está conformada por individuos de 25 años a lo mucho, quienes cuestionan el orden –o desorden- establecido. Son ellos los que van a hacer valer su voz en los tiempos por venir, ya sea por cauces legales y pacíficos, o mediante una irrupción violenta.

En ese contexto debe revisarse el vandalismo (uno de tantos calificativos aplicables) registrado ayer como desenlace del choque de integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas con granaderos, y la agresión de los ex trabajadores contra automovilistas que dio paso a la quema de varios vehículos.

El ex candidato presidencial Andrés López salió rápido (obvio) a condenar la violencia desatada por activistas del SME, aunque la dirigencia gremial negó autoría y, con la cantaleta de siempre, dijo ser víctima de represión gubernamental. Desde hace muchos años quedó claro que dentro de ese sindicato existe aun mayor radicalismo que el enarbolado por el presunto émulo de Gandhi.

Los disturbios ocurridos en la confluencia de Melchor Ocampo y Marina Nacional fueron provocados por personas infiltradas que no guardan relación alguna con los trabajadores electricistas, aseguró el SME. Empero, la aprehensión de doce sindicalizados dejó en claro que no sólo la hubo sino que, probablemente, existió premeditación producto de desesperación.

La visión de ese radicalismo -para el cual incluso el político tabasqueño es un burgués más- descansa en la vieja premisa de la izquierda: la fractura del orden social, para que fluya la anarquía que catalice el resentimiento social y suscite el desmoronamiento del régimen de instituciones, las que buenas o malas existen y permiten que México conserve la esperanza de superar sus dificultades sin mayor derramamiento de sangre.

Por otra parte, es un hecho que el SME enarbola –aunque por la vía equivocada- al menos una bandera genuina: la lucha en contra de una reforma laboral que está siendo negociada por los partidos en el ámbito legislativo y que contiene fuertes retrocesos en esa materia que pronto podrían hacer nugatorias las reivindicaciones históricas del movimiento obrero mexicano.

El régimen de Felipe Calderón Hinojosa pretende heredar al próximo gobierno –desde la óptica del capital da igual si es PRI o PAN- un nuevo código laboral que se ajuste a los compromisos internacionales en la materia suscritos desde que se pactó el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica.

En ese punto, el PRI tendría qué volver a sus orígenes y no permitir el retroceso en perjuicio de la clase asalariada de este país.

Más aún, los priístas debieran percatarse de las gravísimas implicaciones que tendrá tanto esa inminente reforma laboral, en un país que se descontrola a cada paso y que, insistimos, parece encaminarse hacia el abismo.

Tienen qué hacerlo, porque quizá sí consigan regresar a Los Pinos el año próximo, pero en el mejor de los casos lo harán en un clima de convulsión social creciente. Estará por verse qué deciden, al respecto, esos casi cincuenta millones de jóvenes, en el país y en Tabasco.

En Egipto, hace poco rato, esas juventudes emergentes, apoyados en las redes sociales ante la cerrazón de medios oficialistas, sacaron a la calle a millones de individuos y derrocaron a una dictadura de más de cuatro décadas. Ese “tsunami” todavía recorre el mundo árabe. ¿Quién dice que en nuestro país no pueda suceder algo así, al corto plazo, en este tiempo de globalización?

Por mientras, la violencia delictiva aunada a las manifestaciones de irritación social como la de ayer, arrojan un panorama inquietante: ¿acaso alguien tiene las respuestas efectivas para frenar el descontrol que ya contaminó a todos los niveles? El tema es inquietante, aunque desde lo alto pudiere resultar difícil de apreciar en su justa dimensión.

De los apuntes

Pero aquí no nos preocupemos, amigos. Continuemos ocupados en el chisme diario, en el quejido porque el termómetro marca 40 grados centígrados y en el béisbol. Ya viene la feria. Habrá que divertirse***** El cuerpo del sacerdote Lucas Partida Pérez, fallecido la tarde del domingo, sería trasladado la madrugada de hoy a su natal Nayarit. Al mediodía del lunes se realizó con ese motivo una concelebración sacerdotal en la Catedral de Villahermosa. Al filo de las tres y media de la tarde, feligreses de Tamulté de las Sabanas quisieron llevarlo a esa población chontal en donde él se desempeñó como párroco durante varios años. Al anochecer recibiría similares honores en Macultepec. El clérigo fue pionero del renacimiento de la religiosidad en Tabasco luego de la feroz persecución garridista. A su llegada a Tabasco, hacia mediados del siglo pasado, en el edén había no más de dos o tres curas criollos. El Padre Lucas era muy apreciado por su don de gentes. En enero pasado, asistió en silla de ruedas a la ceremonia de toma de posesión del nuevo obispo Gerardo de Jesús López, al lado de centenar y medio de clérigos cuya mayoría hoy es nativa de estas tierras.

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