lunes, 4 de abril de 2011

Opinión / Víctor Manuel Barceló R. / Abr 04

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

México y sus valores.

La sociedad planetaria está sometida, constantemente, a embates de la naturaleza y afectaciones provocadas por el hombre, tras el afán de obtener poder militar y confort. Tal empeño signa la evolución, así sea parcializada en algunos países, que a la vez se concentra en diversos núcleos de población, al interior de las naciones que nacieron con la tendencia de crecer, geográficamente primero, para lanzarse a la creación y conquista de la ciencia y la tecnología.

Un alto porcentaje de esas cumbres del pensamiento universal y su evolución, son utilizadas para incursionar, mediante innovaciones logradas en armamento, conquista del espacio y explotación exhaustiva de los recursos naturales –por lo general ajenos al territorio logrado- en la lucha constante, imparable, por el reparto del Planeta, entre antiguos imperios -aún vigentes- y otros emergentes, que así se fortalecen.

Tal empeño pone en la balanza de las relaciones internacionales, el sentido profundo con que los pueblos visualizan su cuadro de valores. Estos surgen de la lucha –casi siempre sangrienta- de civilizaciones que integran mayoritariamente a la población universal –de casi siete mil millones de habitantes- por obtener su libertad, lograr su soberanía sobre los recursos y decisiones nacionales y definir su estatus, en un mundo acosado por intereses hegemónicos, regionales y mundiales.

La presión generada por los poderosos de la Tierra, sobre naciones surgidas en momentos de confusión y debilitamiento de unos imperios, ante el embate de otros -ahora mediante presiones financieras y de la economía global- para volver a engullirse territorios o mantener y acrecentar el control que sobre su economía y a veces sobre su vida toda ejercen, encausa a estas naciones pobres –mayoría en número y población del Planeta- a situaciones de vida graves para sus comunidades

La inmensa mayoría viven en niveles lacerantes de pobreza -1300 millones de habitantes, están por debajo de la línea de pobreza- que prohíja desnutrición y analfabetismo, en tanto ven pasar “por su nariz” el saqueo continuo de sus recursos naturales, dejando, la explotación en su entorno, estelas de destrucción de la naturaleza y muerte de su hábitat.

El sociólogo italiano Francesco Alberoni (“Valores” 1993) afirma: “Hoy la TV, el cine y la prensa ya no proponen un solo modelo de comportamiento, sino un repertorio…Hay muchos modos autorizados de vivir. Cada mujer, cada hombre tiene dentro de sí una especie de estratificación geológica de modelos, desde aquellos del más remoto pasado a otros más recientes…muchos roles o vestidos que el individuo puede adoptar, muchas máscaras…núcleos de personalidades alternativas que pueden colisionar y reemplazarse las unas a las otras. El individuo es como un actor teatral que sale a escena, que representa un rol distinto, que manipula a los demás asimismo”.

¿Cómo enfrentar esa colisión de personalidades?. ¿Cómo buscar caminos de recuperación humana, hacia rutas pacíficas de lucha real contra pobreza, miseria, analfabetismo, guerras, escasez de niveles altos de educación y cultura?. Muchos estudiosos del tema coinciden en tomar como modelos a figuras relevantes, en su momento paradigmáticas; hoy íconos universales, cuyas imágenes son ejemplos humanos de existencia y valores. Todas ellas trascienden el lindero de lo dogmático, superan lo anecdótico y circunstancial, para incursionar en el impulso al cambio en las concepciones de la vida humana, partiendo de lo local y personal.

El trabajo de por vida de Alfonso Siliceo –eminente profesor y analista mexicano, quien recoge semblanzas de liderazgos excepcionales en su libro: “Líderes para el Siglo XXI” MacGrawHill-2000- nos da pautas para ver el rostro de la esperanza, de la perspectiva, puesta al alcance de los mexicanos, para la recuperación y el fortalecimiento de sus valores. Estos se forjan en muchos siglos de organización social. Son universales, pero tienen connotaciones que les singularizan, cuando se refieren a naciones o agrupamientos de ellas.

Latinoamérica comparte con el resto del Continente –Canadá, E.U. los países de habla inglesa y francesa del Caribe y las Antillas- historia común de empeños por la libertad. Esta se mantiene vigente –salvo los dos primeros- en forma de estrategias por nación y de grupos de países, que realizan sus tareas, tanto internas como de relación externa, mediante el fortalecimiento de sus pobladores, en cuanto a símbolos y valores.

México mantiene esfuerzos –de diferentes calibres y resultados- en el empeño por fortalecer los valores de: Libertad, Independencia, Ética, Honradez, Bondad, Modestia, Solidaridad, Amistad, Amor, Prudencia, Responsabilidad, Deber, Fortaleza, Lealtad y Soberanía. Sus antagónicos: sometimiento, corrupción, guerra, pobreza, crimen organizado, terrorismo, muestran en el día a día, sus capacidades para adentrarse, en la vida de relación, atrofiando la conciencia social. Coincido con Siliceo en que es través de liderazgos, en todos los órdenes de la actividad humana, como puede impulsarse el fortalecimiento de los valores. Ello nos llevará a precisar conductas sociales requeridas, para reorientar a la nación.

Será el camino de la acción de gobierno –fundamentalmente a través de la educación con participación de la sociedad organizada- como podrán ponerse en vigencia plena dichos valores. Su correspondiente resultante es la gobernabilidad, que se vería fortalecida por la corresponsabilidad, como base y sustento de la vida en común, con paz social.

El país tiene personajes paradigmáticos en su inmediato pasado. Su solo nombre llama a la reflexión y al regocijo por las hazañas logradas en su paso por la construcción y fortalecimiento de la nación. Ninguno como Benito Juárez García. En el se resumen casi todos los valores que nos fortalecen como nación. Pero hay otros, incluso de diferentes signos ideológicos, que cumplieron a cabalidad con su tiempo y circunstancia.

En la Puebla de hoy, hay una clara determinación gubernamental –que se precisará en eventos por todo su territorio- para fortalecer y arraigar en la población, todos los valores que surgen de la historia misma que aquí se concretó, desde los pueblos primigenios, su paso por la Colonia, la Independencia, la Reforma, la Revolución y el México contemporáneo.

De la mayor importancia será el seguimiento puntual al planteamiento inicial, que inicia un proceso continuo de acercamiento a las fuentes de la unidad, en lo esencial, de los poblanos, sea cual fuere su compromiso político. Las esencias de lo local y su desarrollo en los valores, marcaran la ruta para el fortalecimiento de la paz social.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Puebla, Pue. 3-abril-2011.

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