domingo, 17 de abril de 2011

Opinión: Víctor Manuel Barceló R. / Abr 17

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

La industria petrolera y el desarrollo.

El hallazgo de un nuevo pozo petrolero, en Comalcalco, Tabasco, (exploratorio pero con grandes perspectivas por la importante producción inicial de petróleo y gas) pone de nuevo en el tapete de las discusiones, cuan importante será pensar en el desarrollo regional y local, en base a la explotación de los recursos naturales que poseen suelo y subsuelo de la nación, que por definición son propiedad de la misma, de sus pobladores.

Hasta ahora, las explotaciones de esos recursos (petróleo, minerales, madera, agua) apenas dejan en sus lugares de origen y de paso, empleos como factor positivo y afectaciones ambientales sin fin, con peligros latentes y reales para los habitantes (todos, iniciando por la especie humana, flora y fauna). Podría considerarse que la actividad petrolera deja saldo positivo en el PIB, para el país en su conjunto, pero inequitativo por su distribución en el ingreso personal, familiar y local.

Se aduce que sin el producto de PEMEX y su aportación al gasto gubernamental, estaríamos pagando más los mexicanos para las tareas gubernamentales. Suena lógica la apreciación si se ve linealmente. Observaciones al calce nos permiten ir al fondo del asunto: ¿en cuanto se incrementa el nivel de vida, ya no de todos los habitantes del país, sino de aquellos poseedores de yacimientos, y de los que sufren, incluso por derrames? (recuérdese el mas reciente en San Martín Texmelucan, Puebla y las innumerables explosiones en Tabasco). Pero el tema no es buscar polémica es centrarnos en ideas de desarrollo.

Hace unos días, en la 74 Convención de Banqueros mexicanos (Acapulco) el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue sentencioso respecto al Acuerdo de Libre Comercio, entre su país y el nuestro. Ante varios cientos de banqueros, funcionarios, directivos y empleados bancarios, reiteró su llamado –ahora desde la sociedad- justo cuando se han iniciado negociaciones, para un mayor y fuerte acercamiento entre los dos países. Con el lenguaje sencillo que da la experiencia sindical, platicó cómo Brasil superó exitosamente la reciente crisis internacional y cómo, en la congruencia de estrategias de medio y largo plazo, se posiciona estratégicamente en el mundo.

De modo preciso y lapidario expresó: “México necesita mirar hacia Brasil y Brasil necesita aprender a mirar hacia México… en lugar de vernos como competidores, tenemos que vernos…como aliados para disputar mercados con otros…más fuertes y más grandes que Brasil y México”, en clara remembranza a la incorporación de Brasil al BRIC, obra suya.

Volviendo al tema de los recursos naturales, el antiguo mandatario brasileño reiteró la sugerencia, hecha desde el poder en 2008 -cuando en México discutíamos la reforma energética-- de que Pemex y Petrobras, deben hacer trabajos conjuntos. “Yo realmente le pido a Dios que PEMEX y Petrobras se entiendan bien para construir algo juntos. Sería importante”, aseveró. “Sería muy importante que algún día ustedes puedan invitar al presidente de Petrobrás .machacó- y yo respondería pidiéndole a él que los visite…para explicarles cómo funciona Petrobras, para que podamos aumentar la capacidad de ambas empresas en la producción y ganar dinero”.

A pregunta expresa, el brasileño relató la exitosa experiencia de la paraestatal Petrobras. Aseveró que tiene muchas alianzas con el sector privado; tiene más de 65 mil proveedores para hacer exploraciones. “Hoy Petrobras sigue siendo motivo de orgullo: el gobierno tiene 38% de las acciones. Y creemos que así es suficiente; las cosas están saliendo bien. Respetamos la autonomía de la empresa, pero cuando el interés es estratégico por parte del Estado, definimos proyectos para la empresa”.

Contó Lula que rompió tabúes: uno, que el crecimiento de las exportaciones es incompatible con el fortalecimiento del mercado interno, demostrando que se puede impulsar el mercado interno y al mismo tiempo fortalecer la exportación. Dos, que era imposible aumentar salarios, sin que aumentara la inflación. “Nosotros rompimos esos dos paradigmas…tabúes: creció el mercado interno y al mismo tiempo crecieron las exportaciones”. “Durante los ocho años de mi gobierno, todos los trabajadores y todos los sindicatos tuvieron un aumento real de sus salarios, superior a la inflación. El salario mínimo lo aumentamos…un 60% en esos ocho años, la inflación sigue controlada y el mercado interno sigue creciendo”.

Lula contó que se vio en la necesidad de cambiar el discurso de los años setenta, de que primero había que hacer crecer la economía y luego mejorar la distribución del ingreso. Cuando Brasil crecía a 14.5% en aquella década, se decía: “No podemos hacer distribución de ingresos en este momento; es necesario que la torta crezca y cuando crezca bastante entonces la distribuimos”. Prosiguió Lula: “Y aquella torta crecía y crecía, y cuando los trabajadores querían comer un pedacito de la torta, simplemente ya se había acabado. Solamente lo que quedaba eran aquellas bolitas de decoración”.

“Es necesario crecer y distribuir al mismo tiempo, inclusive porque el crecimiento tiene sentido si la sociedad (le) da seguimiento…mejorando su calidad de vida, principalmente de los sectores más pobres”.

La manera de hacer una mejor distribución del ingreso fue otorgando ayudas en efectivo a los más pobres y también, dándoles crédito a sectores que no tenían acceso a servicios bancarios. El Programa Bolsa Familiar (similar a Oportunidades) atiende hoy a 13 millones de familias brasileñas con transferencias directas, con lo que más de 44 millones de personas son beneficiadas. En crédito, se puso toda la confianza en sectores populares. En 2003 el crédito disponible, público y privado, era de 200 mil millones de dólares. Lula lo impulso, hoy es de un billón 700 mil millones de dólares.

Lula contó cómo lo criticaron cuando decía que la crisis financiera internacional sería “una olita” apenas para la economía brasileña. “Será una crisis profunda para Bush pero no para mí”. Así fue por la abultada inversión en infraestructura, gas, petróleo, que se hizo mucho antes de la crisis. Además, contaba con reservas por más de 200 mil millones de dólares en el banco central y sin presión por deuda externa, al devolver al FMI, 30 mil millones de dólares que había prestado a Brasil.

No es viable el traslado de experiencias de una nación a otra, pero si el manejo de rutas de acción que, considerando condiciones internas de cada país, caminen por senderos similares, en cuanto al rompimiento de paradigmas que la investigación demuestra su ineficacia. El renacimiento de la actividad petrolera, posiblemente con altos niveles de extracción en el pozo localizado en Tabasco, de acuerdo a la información del subdirector de PEP Región Sur, es buena oportunidad de buscar nuevos rumbos.

Las condiciones están dadas. Hay aires maduramente juveniles en la paraestatal, experiencias traumatizantes que se están corrigiendo, pero que pueden prevenirse y la urgencia de atender a prioridades del desarrollo en las zonas de producción e influencia. Por sus dimensiones, importancia y carácter histórico, PEMEX es el más grande polo de desarrollo del Continente. Mal haríamos de no aprovecharlo.

Lo que se logró en Brasil con su paraestatal, puede ser superado acá, si junto a su puesta al día en materia de negocios, se vincula a la vida regional e impulsa cambios que pueblos y comunidades, por donde vive y transita, ansían para superar las lacras de la pobreza, analfabetismo e inseguridad. No estaría por demás analizar su viabilidad e intentarlo.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Puebla, Pue. 17-abril-2011

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