martes, 27 de marzo de 2012

Chiapas / El Chichonal: un coloso desaprovechado / Mar 27

El Chichonal: un coloso desaprovechado

Fuente: Diario de la Tarde
Majestuoso se observa el cráter.
El 28 de marzo de 1982, a las once de la noche con 32 minutos, la madre naturaleza dejó sentir, una vez más, su magnificencia al hacer erupción de manera violenta y letal el volcán Chichonal, ubicado en Chiapas, casi en los límites con Tabasco, para sembrar muerte y destrucción en miles de kilómetros a la redonda.

El coloso, que estaba dormido, despertó de nueva cuenta, por doscientas cuarenta y seisaba vez, pero en esta ocasión sus efectos, a través de una gruesa capa de ceniza, se dejarían sentir hasta en el Viejo Continente.

Desde entonces hasta la fecha, a pesar de que transcurrieron ya 28 años y ocho meses, el entorno no ha podido recuperarse y los daños colaterales se hacen presentes en los campos, arroyuelos, ríos y lagunas, que se encuentran contaminados o azolvados y eso en parte es causa de las inundaciones que se padecen, por ejemplo, en Tabasco.

De la variada vegetación que poblaba las cañadas y laderas de los cerros, no quedó nada. la desolación aún es patente y esto puede apreciarse por la raquitica flora existente y el lento crecimiento de algunas especies de árboles que ecologistas sembraron después de la tragedia.

Tampoco hay fauna y quienes regresaron a vivir en el área tienen que caminar hasta por dos o tres horas para llegar a las áreas donde pueden intentar algún tipo de cultivo, pues la agricultura es una práctica difícil.

El Chichonal o Chichón, se encuentra ubicado cerca de Chapultenango, cabecera del municipio chiapaneco del mismo nombre, en el estado de Chiapas.

Para llegar a su cráter hay que tener muy buena condición física e ir muy bien pertrechado pues se requiere de caminar unas cuatro horas para ir y otras tantas para llegar.

No hay agua apta para el consumo humano ni alguna sombra donde guarecerse en todo el trayecto, a pesar de que se tienen que cruzar arroyuelos, pero están contaminados y los arbustos existentes, raros y distantes, apenas alcanzan a cubrir nada.

El paisaje, no obstante, es impresionante y cuando se llega al cráter del coloso, la recompensa es tener ante si uno de los espectáculos más impactantes de la naturaleza.

El boquete en la punta del cerro, de unos 500 metros de diámetro, protege una laguna de aguas sulfurosas de impactante belleza, que se acentúa con el escape constante de fumarolas a través de las cuales, el coloso advierte que está vivo.

Y es que, contrario a lo que hicieron en otros países donde explotaron volcanes, como Costa Rica o Hawai, donde se establecieron parques nacionales y se ganan millones de dólares al año por concepto de turismo, aquí tras la erupción vino el abandono y el olvido oficial.

A nadie en el gobierno de Chiapas o a los responsables del sector en el gobierno federal, les ha caído el veinte de que si se invierten unos pesos, y se convierte a este ahora desolado paraje en un parque nacional, con infraestructura de acceso y algunos servicios, podría explotarse turísticamente esa tragedia y recuperarse algo de lo perdido.

Los volcanes Poas o El Arenal, en Costa Rica, El Kilawea y otros en Hawai y otras partes del mundo, han representado mucho dinero por concepto del turismo que los visita para conocerlos. ¿Por qué aquí no?

En Chapultenango, población de campesinos y ejidatarios, hay pobreza y miseria, acentuada a raíz de la erupción. Declarar parque nacional al área, protegerla y adecuarla para que la gente llegue hasta el volcán de manera más fácil, sería devolverles una forma de que les lleguen recursos.

Por tierra y aire, se llega hasta el cráter después de sortear cañadas, subir laderas y sudar la gota gorda, caminando por veredas resbalosas por el polvo volcánico.

¿Por qué no rentar caballos o el gobierno adecua el camino para que los propios lugareños o el municipio exploten esto turísticamente?

¿Por qué no declarar al Chichonal como parque nacional y que de esa manera pague algo del enorme daño que le hizo a miles de chiapanecos y tabasqueños?.

La inversión no sería mucha: hacer un camino transitable desde Chapultenango hasta el pie del volcán, que equivaldría a unos doce kilómetros; construir un acceso hasta el cráter e instalar alguna tienda de servicios y souvenirs.

Todo puede ser rustico y atendido por los lugareños, bajo el control del municipio o el propio estado.
Esto incrementaría la de por si ya rica oferta de lugares turísticos en Chiapas y le haría justicia social a los chiapanecos de la zona.

Se puede generar riqueza de la tragedia y darle a esa de Chiapas una oportunidad de vida. ¿Por qué no hacerlo o intentarlo al menos?

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